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Mercado de nuevos materiales sostenibles y sus barreras de adaptación



La industria de la moda es conocida por su impacto perjudicial sobre el medio ambiente, particularmente debido al uso de materiales que no son biodegradables y liberan microplásticos, como los tejidos sintéticos. Cuando se trata del impacto negativo neto de la industria de la moda en el medio ambiente, los materiales son los principales culpables. Entre las categorías, los más utilizados son el algodón, la lana, el cuero, el rayón, el spandex, el nailon, el acrílico y el poliéster; los últimos cuatro tejidos sintéticos no son biodegradables.


Los sintéticos constituyen hoy en día la mayoría de la producción de  indumentaria en el mundo, una posición que se han ganado gracias a su capacidad de producirse en masa a bajo costo, lo que lleva a sus bajos precios para los consumidores, y por tener normalmente características superiores a muchas fibras naturales como ser duraderos, fáciles de mantener, elásticos, entre otros.

Pero además de su increíblemente larga vida de descomposición, los tejidos sintéticos dejan su propia huella en otros lugares: cada vez que los tejidos sintéticos entran en nuestras lavadoras, y durante el tratamiento previo al consumo, desprenden fibras plásticas (o microplásticos) que eventualmente terminan en el océano, donde se considera que tienen un efecto tóxico sobre la vida marina.


Incluso las fibras naturales como el algodón, que a primera vista pueden parecer más sostenibles, tienen sus propias consecuencias medioambientales. El cultivo de algodón requiere grandes cantidades de agua y, a menudo, implica el uso de pesticidas y fertilizantes nocivos, lo que contribuye aún más a los problemas ecológicos.


Aunque ha habido intentos de buscar alternativas a los materiales tradicionales de la industria de la moda, la adopción e industrialización generalizadas de estas alternativas siguen siendo un desafío.


Para decirlo lo más claramente posible, la barrera de entrada de nuevos materiales en la moda es increíblemente alta, en seguida explicaré mas en detalles las razones, las nuevas innovaciones pueden parecer convincentes en el mundo académico, donde el caso de uso abstracto es sólido y los resultados experimentales lo confirman, pero los clientes reales tienen demandas increíblemente altas de cualquier material nuevo y las innovaciones, como sabemos, tienden a ser vendidas bajo condiciones diferentes a las que estamos acostumbrados.




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En teoría, la industria de la moda está de acuerdo cuando se trata de la creación y el uso de nuevos materiales, especialmente si son reciclables, biodegradables y derivados de residuos. Esa combinación cumple muchos requisitos que las marcas necesitan desesperadamente cumplir para avanzar y fundamentar sus compromisos de sostenibilidad.


Pero, en realidad, el clima actual de la moda es implacable: todo el mundo quiere materiales sostenibles que reemplacen los que ya tenemos, pero al mismo precio, la misma calidad, fabricados en el mismo tiempo y en el mismo volumen. Y se espera que cualquier material nuevo sea flexible y esté construido para durar.


El desarrollo de materiales innovadores a menudo enfrenta limitaciones en términos de financiación, lo que obstaculiza el progreso en los esfuerzos de sostenibilidad de la industria.


Los últimos años han sido difíciles para quienes buscan encontrar inversionistas, no sólo en tecnología sino también en innovaciones a nivel de procesos y fibras. Al igual que las propias marcas, los inversionistas quieren datos, certeza e información basada en evidencia; todo esto simplemente no es posible todavía y esto se debe a que a diferencia de un material el cual ha sido explotado e industrializado de mil maneras diferentes como el algodón, no hay la misma cantidad de información sobre cómo se comportarán en el mercado los nuevos materiales a largo plazo, o qué significa prácticamente integrarlos en la supply chain de prendas o calzado existentes.


Esto significa que algunas afirmaciones hechas por los creadores de materiales sobre el impacto ambiental de sus productos corren el riesgo de ser incorrectas o poco precisas, incluso si no hubiera ninguna intención de hacer « greenwashing », simplemente porque el proceso de comercialización e industrialización podría conducir a tener datos diferentes a los que existen con los volúmenes que se venden el día de hoy.

En la actualidad, en la industria de la moda, muchas marcas y fabricantes no están dispuestos o no pueden darse el lujo de correr riesgos para comprar o producir de manera diferente.


Muy seguido, las mismas marcas tampoco esperan que el consumidor actúe de manera diferente, o que esté dispuesto a gastar dinero adicional para justificar la inversión necesaria por parte de la marca para encabezar la introducción de nuevos materiales en el mercado. Lo que provoca pérdidas enormes para las marcas cuando han tratado de incorporar nuevos materiales en sus colecciones sin la ayuda de una comunicación alineada. Incluso aquellos que desde el principio han apostado por realizar cambios sostenibles en su forma de trabajar, que tienen las posibilidades de incorporar estos materiales al mercado y que pueden justificar el precio más alto para sus consumidores, se ven afectados negativamente por la velocidad del calendario clásico de la moda ya no cuentan con el tiempo suficiente para hacer lo necesario para innovar de verdad.

Llevar al mercado un producto que contenga un textil o material genuinamente nuevo, por mencionar algunos ejemplos, debe incluir rigurosas pruebas de rendimiento, calidad y seguridad, hechas por laboratorios establecidos, así como tener trazabilidad de las emisiones de gases de efecto invernadero y comprensión del verdadero impacto del material en el medio ambiente. Para algunas marcas, no tener estos datos significa no lanzar ningún producto que utilice materiales nuevos y más sostenibles hasta que se cuente con todos los estudios o certificaciones,  algo que las empresas que intentan innovar puede llevarles años.


Quienes trabajan en esta industria, entonces, se enfrentan con demasiadas limitaciones ya sea por no producir nada innovador y sostenible, o por hacer ya sea a propósito o no, un greenwashing, si un material aún está en la fase de experimentación y no es posible mostrar datos reales. Por supuesto, esto no ha desanimado a los verdaderos revolucionarios de la industria, los cuales continúan trabajando en este espacio: personas que verdaderamente están luchando por cambiar hasta los mas mínimos detalles de la comercialización de nuevos materiales.


Pero surge un desafío en la industria de la moda porque el costo de comprar y fabricar productos es increíblemente bajo y, como consecuencia, el éxito en la moda se equilibra con márgenes altos y riesgos a la hora de producir que se amortizan a lo largo de varias series de producción y novedad constante. En una economía globalizada con una competencia feroz por la mano de obra barata, coordinar un estándar industrial para establecer límites a los costos a través de la autorregulación parece lo suficientemente desalentador como para parecer prácticamente imposible para muchas empresas, muchas de estas consideran que al implementar prácticas mas sostenibles estarían por debajo de su competencia y no al contrario.


Otra de las barreras de entrada para los nuevos materiales sostenibles es la mentalidad actual de los consumidores, se cree que ir de compras es una forma gratificante de entretenimiento para muchas personas, y la velocidad y el bajo costo con el que se producen nuevos estilos no hacen más que aumentar el entretenimiento aparentemente interminable de seguir consumiendo fast fashion. Entre otros datos relevantes, en un informe del Urban Land Institute se encontró que la mitad de los hombres y el 70% de las mujeres consideran las compras como una forma de entretenimiento.



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Aunque idealmente la solución seria apostar por la colaboración por encima de la competencia de las marcas y productores de moda, la realidad es que es necesario producir un gran cambio en la mentalidad de la industria y de los consumidores en lo que respecta al rápido ritmo de las colecciones de moda. Después de todo, la sostenibilidad no existe solo a nivel de un producto terminado, si no que es un cambio fundamental hacia la coexistencia armoniosa con nuestro medio ambiente, la cual debe ser aplicada en cada departamento y nivel de las empresas.


El futuro de los materiales de moda deberá y se centrara en la durabilidad, la biodegradabilidad y la reciclabilidad, algo que probablemente progresará en los próximos años. Sin embargo, para poder avanzar, todos los niveles involucrados, marcas, fabricantes, gobiernos, deberán ir más allá de innovar teniendo en cuenta el potencial de la sostenibilidad y, en cambio, operar desde un lugar de creación de nuevos materiales desde una perspectiva práctica, integral y duradera.

 
 
 

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